
Las elecciones están a la vuelta de la esquina. La confección de las listas y la posición de los listos centralizan la mayor parte de los debates en los distintos partidos. El programa da igual, lo importante, como diría mi tía abuela, es si se presenta Adolfo Suárez, que era muy guapo. Los listos, arrecogiendo, como diría también mi tía abuela, se dedican a popularizar que los ideales y los programas no valen para nada en las municipales, que los votantes se encomiendan al candidato, sea guapo, inteligente -o todo lo contrario-, sepa hablar o no. Lo que importa es su capital intangible para conseguir votos, de ahí tanta abstención.
Mayo representa el futuro. Para muchos esto no es relevante, porque por desgracia vivimos el presente y nos preocupa tener dos duros para comprar el pan cada día. Lo del futuro suena a lejanía. Pero a otros nos preocupa, como el proyecto del que gane las elecciones. Todos los debates en torno a la política, sean en papel, en los bares o en las diferentes asociaciones, se centran en la importancia del puente sobre el Guadalete para ir a ver al Racing, la legalización de la parcelita, si distraerá más recursos más el nuevo que el anterior… A nadie se le pasa por la cabeza las cuestiones culturales, el deporte, la juventud, el medio ambiente o la educación. Esto representa problemas menores, como las concejalías que se ocupan de ello. Si leemos entre líneas los asuntos citados tienen un vínculo entre ellos evidente y que resalta: juventud, futuro. Esa gente nos da igual, son estudiantes y no tienen un duro para poder opinar. Su futuro en la ciudad está hipotecado, a saber cuándo se podrán comprar una vivienda. Ni siquiera podrán acampar con una tienda porque no habrá pinares donde colocarlas, los programas culturales se olvidan de ellos -todavía no se han dado cuenta de que las exposiciones le gustan a tres (jóvenes), que el Festival de Comedias a otros tres (también jóvenes) y los toros a cada vez menos gente-. La alternativa para ellos existe, y no consiste en abrir la piscina un sábado a medianoche. A veces me da la impresión de que los chavales están encajonados. La línea está marcada desde pequeños a través del consumismo. A los 12, a un centro comercial -cine y bolera- y a los 14, a la discoteca sin alcohol, que los ilustra en el alterne nocturno, un gran invento. Los más avispados y que gozan de libertad en casa podrán asistir al botellón otra vez, aunque a esa edad no pueden comprar alcohol siempre hay trucos y comerciantes. A partir de los 16 ya se sabe, sin un duro o con él al botellón, colocón económico de ron Negrita, Vat69 o sucedáneo barato que proporciona el mismo efecto. Buen ejemplo de la falta de planificación política. Los que entren nuevos o de nuevo y los fijos que ya están, que recuerden que se trabaja de lunes a viernes, pero que existen los sábados y domingos. Esos días también ocurren cosas y se pueden llevar a cabo otras.
Mayo representa el futuro. Para muchos esto no es relevante, porque por desgracia vivimos el presente y nos preocupa tener dos duros para comprar el pan cada día. Lo del futuro suena a lejanía. Pero a otros nos preocupa, como el proyecto del que gane las elecciones. Todos los debates en torno a la política, sean en papel, en los bares o en las diferentes asociaciones, se centran en la importancia del puente sobre el Guadalete para ir a ver al Racing, la legalización de la parcelita, si distraerá más recursos más el nuevo que el anterior… A nadie se le pasa por la cabeza las cuestiones culturales, el deporte, la juventud, el medio ambiente o la educación. Esto representa problemas menores, como las concejalías que se ocupan de ello. Si leemos entre líneas los asuntos citados tienen un vínculo entre ellos evidente y que resalta: juventud, futuro. Esa gente nos da igual, son estudiantes y no tienen un duro para poder opinar. Su futuro en la ciudad está hipotecado, a saber cuándo se podrán comprar una vivienda. Ni siquiera podrán acampar con una tienda porque no habrá pinares donde colocarlas, los programas culturales se olvidan de ellos -todavía no se han dado cuenta de que las exposiciones le gustan a tres (jóvenes), que el Festival de Comedias a otros tres (también jóvenes) y los toros a cada vez menos gente-. La alternativa para ellos existe, y no consiste en abrir la piscina un sábado a medianoche. A veces me da la impresión de que los chavales están encajonados. La línea está marcada desde pequeños a través del consumismo. A los 12, a un centro comercial -cine y bolera- y a los 14, a la discoteca sin alcohol, que los ilustra en el alterne nocturno, un gran invento. Los más avispados y que gozan de libertad en casa podrán asistir al botellón otra vez, aunque a esa edad no pueden comprar alcohol siempre hay trucos y comerciantes. A partir de los 16 ya se sabe, sin un duro o con él al botellón, colocón económico de ron Negrita, Vat69 o sucedáneo barato que proporciona el mismo efecto. Buen ejemplo de la falta de planificación política. Los que entren nuevos o de nuevo y los fijos que ya están, que recuerden que se trabaja de lunes a viernes, pero que existen los sábados y domingos. Esos días también ocurren cosas y se pueden llevar a cabo otras.
Calle Sol
Diario de Cádiz -Edición El Puerto- (20 de Octubre 2006)
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